viernes, 28 de octubre de 2011

La caminante

El camino se extiende ante mí y yo avanzo sin temor. Cruzo verdes valles, escarpadas montañas, agrestes parajes. Exuberantes bosques, cantarines arroyos, lúgubres pantanos.

A veces el camino es un simple sendero de tierra apisonada que, en ciertos lugares, el viento ha borrado. En otras ocasiones, es una amplia calzada, asfaltada cuidadosamente. A veces es pedregoso y a veces es llano. A veces es fácil de seguir y a veces cansado.

Pero yo sigo adelante sin vacilar y sin sentir mi ánimo decaer. No tengo constancia del paso del tiempo pero, tras un largo caminar, avisto las puertas de una gran ciudad. No bien la he alcanzado, empieza a llover. El monótono tintinear del agua contra el empedrado de la calle resulta desagradable a mis oídos, embotados del silencio de la calle. Me siento como si fuera la última persona sobre la faz de la tierra, ilusión rota por el lejano llanto de un bebé. El viento, perezoso, remueve ligeramente las hojas de los árboles, mandando gotitas heladas en todas direcciones que se entremezclan con la lluvia. El sonido de mis pasos sobre los adoquines produce un curioso contrapunto con el borbotear del agua que, en pequeña cascada, cae del caño de una vieja iglesia.

Por fin avisto la salida de la ciudad, enmarcada por un ceñudo arco que atentamente me vigila mientras que me alejo del opresor sonido de la lluvia en la piedra. Progresivamente, este es sustituido por el tintineo de la lluvia sobre la jugosa y fresca hierba que rodea el camino.

Nuevamente el sendero se extiende ante mí, parece saludarme con la alegría del reencuentro con un viejo amigo y yo, sin más dilación prosigo mi viaje. Cruzo verdes valles, escarpadas montañas, agrestes parajes. Exuberantes bosques, cantarines arroyos, lúgubres pantanos. Y a pesar de que el camino a veces es de tierra apisonada y a veces una amplia calzada, a pesar de que en ocasiones es pedregoso y otras veces es llano, aunque en ocasiones es fácil y otras veces es difícil, avanzo sin temor y sin vacilar, sin sentir mi ánimo decaer. A fin de cuentas, es mi propio camino y, ¿Quién sabe qué maravillas me esperan al final?


Kira =^.^=

''El Camino sigue y sigue
desde la puerta.
El camino ha ido muy lejos,
y si es posible he de seguirlo
recorriéndolo con pie decidido
hasta llegar a un camino más ancho
donde se encuentran senderos y cursos.
¿Y de ahí adónde iré? No podría decirlo''

- J.R.R Tolkien - 


sábado, 8 de octubre de 2011

No soy como tú

Y corrí, corrí alejándome de todo, de todo el dolor, de la incertidumbre, de la certeza del daño causado, de mi misma. Corrí hasta acabarse mis fuerzas, hasta no reconocer el lugar donde me encontraba, hasta derrumbarme en una esquina. La gente pasa a ambos lado sin mirar, sin querer mirar, sin querer ser participes de un dolor ajeno, están allí de forma ausente, espectros luminosos envueltos en color, sin corporalidad ninguna. Abrazada a mis rodillas dejé caer la cabeza entre ellas, mientras el dolor me atenaza, un dolor desgarrador, más profundo que cualquier dolor físico, es el dolor del alma, mortífero como puñales envenenados, candente como hierros al rojo. 

Noto la caricia de una suave brisa en el pelo, producto del revolotear de un abrigo de una señora envarada que pasa más cerca de mí que el resto de la multitud, una varada de perfume azota mi rostro con virulencia, el olor dulzón de la decadencia y la podredumbre se destaca poderosamente en el olor a humo y polución de la calle. La mujer me mira con desprecio y se aleja rápidamente, murmurando algo acerca de ‘’esta juventud de hoy en día’’ mientras que de vez en cuando, mira hacia atrás como si yo tuviese algún tipo de enfermedad contagiosa. 

Consigo levantarme tambaleándome, mientras que la gente se aparta de mí con la desaprobación pintada en sus rostros, rostros blancos como maniquíes inexpresivos, cuyo único rasgo en común es su apariencia humana. Sigo entonces corriendo, como si no hubiese parado nunca, apartando la marea de gente con mis manos, lucho contra ella para evitar ahogarme, intentan arrastrarme al fondo pero pataleo con la energía de la desesperación y por fin salgo a la superficie. Con la mirada extraviada de un animal acosado, busco un refugio en esta locura, en este caos. 

Mi mirada se detiene en un bar de mala muerte, las luces rojas de neón me guiñan, llamándome la atención. Me precipito al interior, mirando por encima del hombro, sin estar segura de que mis perseguidores hayan quedado atrás. El dueño del bar, un hombre mayor, con la cara surcada de arrugas y el grasiento pelo entrecano cayendo sobre uno de sus ojos, detiene su mirada sobre mí unos instantes, después prosigue con su tarea de secar un vaso con un trapo mugriento. Probablemente hay visto cosas peores a lo largo de su vida. Casi sin detenerme, entro en el baño y atranco la puerta con el pestillo desportillado de su lateral.

Respiro unos instantes, con la espalda apoyada en la desvencijada puerta antes de darme cuenta de que no estoy sola. Ella está aquí. Y me está mirando fijamente, con esa mirada que odio en lo más profundo, una mirada anti natural, con el brillo enfermo de los ojos de un animal rabioso. ¿Qué quieres de mi? - Le espeté - ¿no vas a dejarme en paz jamás? Ella esboza esa media sonrisa que tan bien conozco, una sonrisa entre burlona y melancólica, con un deje de amargura en la comisura, pero no dijo nada. ¡Respóndeme! – Grité casi fuera de mí - ¿Qué es lo que quieres que haga? Lo he intentado pero no puedo, por más que quiera, no puedo hacerlo, no puedo… Ella dejó de sonreír pero seguía conservando ese aire burlón, cínico, amargado, que tanto aborrecía. Lo sabes –susurré temblando- ya lo sabes, no soy como tú. Ella me miró con asombró, como si esa idea le resultara novedosa. No me mires así, ya lo sabías. ¡Por dios, deja de mirarme! ¡No soy como tú! ¡NO SOY TÚ! ¡DEJA DE MIRARME! y con un último alarido de rabia, que brotaba de lo más profundo de mi garganta, de mis entrañas, desgarrándome de dentro hacia fuera, quemando como la ponzoña, como el ácido, arremetí contra mi propia imagen en el desvaído espejo, el cual se quebró en mil pedazos diamantinos, con mi reflejo mirándome con reproche desde cada uno de ellos mientras que, entre el estruendo de cristal roto, un agudo lamento se abrió paso entre el humo y la polución de la ciudad hasta el fresco cielo nocturno, vigilado por un plateado ojo inquisitivo.


Kira =^.^=

''Olvidando todo el dolor dentro
Has aprendido a esconderlo tan bien
Pretendiendo que alguien más venga
Y te salve de ti mismo
No puedo ser quien tú eres''

- Linkin Park : Leave out all the rest -

martes, 4 de octubre de 2011

¿El cielo es el límite?

Hoy, sentada en el suelo de mi habitación, con la espalda apoyada cómodamente en la pared, miré por mi ventana. Es una hermosa ventana, con un intricado diseño laberíntico cubierto por una cascada de frondosa y refrescante hiedra. Entre su negro diseño asomaba con timidez un pedazo de cielo, de un azul radiante, sin nubes que lo ocultasen, como un zafiro engarzado en el collar del horizonte. Contemple ese fragmento de cielo y pensé. Pensé cuantas civilizaciones han vivido bajo este mismo cielo azul. Pensé en los países que viven bajo este mismo cielo azul. ¿Habrá alguna otra persona mirando a este cielo y pensando lo mismo que yo? 

Entonces, soñé con ser alada. Mirar desde las alturas y estar a la vez en todas partes y en ninguna. ¿y por que el cielo es el límite? Poder volar más allá del cielo, llegar al espacio. Ver Marte, rojo como un crepúsculo. Ver la Luna y el Sol brillantes. Poder ver la Vía Láctea, blanca como las nubes. Visitar otros planetas (¿habrá vida?) Si la hubiera, ¿se preguntaran esto mismo? (¿Habrá alguna otra persona en otro planeta pensando lo mismo que yo?) Volar por la infinidad del espacio y no aburrirme jamás. Y por fin, llegar al límite del universo y no llegar nunca, el universo en continua expansión. ¿Habrá un cielo más allá del universo? Y si es así, ¿habrá alguna otra persona contemplando ese cielo y pensando lo mismo que yo?


Kira =^.^=

'' El universo es cambio; nuestra vida es lo que nuestros pensamientos hacen de ella ''

- Marco Aurelio -