viernes, 30 de septiembre de 2011

El tirano

- Bueno Wilson, entonces usted lo consiguió ¿verdad?, ¿logró viajar en el tiempo con el artilugio que construyó?
- Claro qué sí, mi buen amigo Robert, viajé ni más ni menos al siglo veintiuno.
- Oh, qué cosa más sorprendente, me deja usted anonadado Wilson, jamás pensé que una cosa tal fuese posible.
- Bueno, Robert, no le explicaré los detalles técnicos puesto que soy consciente que usted es un apócrifo en esta materia y no haría más que aburrirle con mi disertación, pero sí, digamos que con una serie de factores y tecnologías, el viaje en el tiempo es posible.
- Y cuénteme Wilson, ¿cómo es el futuro? ¿es muy diferente de nuestra época?
- Bueno, digamos que hay cosas sorprendentes, fantásticas, maravillosas y, en gran parte, su funcionamiento o utilidad son total y absolutamente incomprensibles para mí. Asimismo, otras cosas siguen siendo tal y como las conocemos ahora, su apariencia física puede haber mutado mas su esencia permanece.
- Creo que no le sigo Wilson, ¿a qué cosas se refiere usted?
- Bueno, le pondré un ejemplo: Hablemos de un tema vulgar como es la comida. Quizás haya alimentos de extraño aspecto que, sin embargo, en ese tiempo son de consumo frecuente. Las personas cuentan con extraños aparatos que les permiten cocinar sus alimentos de una forma más rápida y eficiente de cómo lo hacemos nosotros con la tecnología con la que contamos, sin embargo, no han superado la necesidad fisiológica que impera, el mismo hecho de necesitar comer ¿Me sigue Robert?
- Con exactitud Wilson, su planteamiento es transparente.
- Es cierto que, en esa época existen invenciones extrañas, e incluso extravagantes. Pienso que, en el futuro, crearemos no por el hecho de mejorar nuestra realidad, si no para satisfacer hasta los más insignificantes deseos, lo que me lleva a pensar que habrá un detrimento en la actividad intelectual puesto que se promueve la pereza y el conformismo.
- ¿Por qué piensa así? Quizás, si la humanidad crea invenciones que le permitan sustraerse a las obligaciones más cotidianas y monótonas, posea más tiempo libre para expandir su intelecto y concentrarse en cosas más transcendentes.
- Podría ser, estimado amigo, si yo no hubiese observado el invento más extraño y extravagante que jamás pueda imaginar.
- ¿De qué se trata?
- Se trata de un curioso artefacto, que suelen llevar prácticamente en su totalidad todas las personas. Lo he visto de diferentes formas, colores y tamaños, pero en esencia su funcionamiento es el mismo. Este aparato actúa de la misma forma que un gobernante autoritario: ordena a las personas cuando deben comer, cuando deben dormir, cuando deben ir a por sus hijos a un edificio donde otros adultos los vigilan y los instruyen, cuando deben ir a trabajar y cuando deben salir. Cuando deben despertarse, cuando tienen que vestirse, cuando tienen que lavarse y cuando deben de ir a comprar. Las personas en ese tiempo no tienen la menor libertad para comportarse o hacer lo que desean puesto que, un desobedecimiento de esas órdenes, conlleva el desprecio manifiesto en el resto de personas por un invisible aunque existente consenso.
- ¡Dios mío! ¡Entonces deberíamos intentar evitar a toda costa la creación de dicho invento, para salvaguardar los intereses de toda la humanidad! ¿y cómo es dicho invento y que nombre le dan?
- Ese artilugio tiene la forma de un grillete sin la correspondiente cadena, su aspecto es irónicamente apropiado puesto que coarta la libertad de las personas pero de una forma aparentemente invisible. El nombre que le dan a dicho aparato es ‘’reloj’’.
- ¡Qué horror! ¡Un aparato tan escalofriante y sin embargo, posee un nombre tan vulgar!

Kira =^.^=


'' Somos prisioneros del tiempo y esclavos de la eternidad ''



jueves, 29 de septiembre de 2011

Qué tontería

Oscuridad. Detrás de mis cerrados párpados sólo oscuridad. Me asaltó una duda relampagueante. ¿Por qué oscuridad y no luz? La oscuridad nos protege. La luz nos ciega. La oscuridad y la luz son muy diferentes - razoné. Qué tontería.


¿Qué me ha despertado? Abrí los ojos lentamente. Brisa. Una suave brisa sopla en la habitación. Una sombra cruza fugazmente la ventana. Es la hiedra, mecida por el viento, mientras sus hojas chasquean complacidas. Un súbito escalofrío cruza mi espalda. Me arrebujo más en la suave calidez de las sábanas, que me reconfortan. Rosas. Una fragancia de rosas llena la habitación, enroscándose en los cortinajes, acariciando mi rostro y elevándose hasta morir en la lámpara de araña.

¿Qué me ha despertado? Otra vez la sombra cruza la ventana. La hiedra. No. Esta vez la sombra está dentro. A la luz de la Luna, parece estar hecha de la más negra oscuridad. Siento miedo. Miedo hacia esa sombra. Ella me observa (¿Las sombras tienen ojos? Que tontería). Dos esmeraldas refulgen en la noche. Se acercan. Verde. El verde me mira desde un costado de la cama. Una mano, que parece estar hecha de la más profunda oscuridad se acerca a mi rostro. (¿Las sombras tienen manos? Que tontería) y me acaricia el cabello, en amplio abanico deparramado en la almohada. La sombra se inclina sobre mi y acerca su rostro al mío (¿Las sombras tienen rostro? Que tontería). Suavemente deposita un beso en mis labios, un beso que parece estar hecho de la más tenebrosa oscuridad.

La sombra me mira (sus esmeraldas) largo rato y lentamente se va desvaneciendo mientras yo abro los ojos. La habitación está vacía, solo llena por el perfume de las rosas y el sonido de las hojas de la hiedra. Me acurruco en las cálidas sábanas y empiezo a dormirme.
Pero antes de caer en la inconsciencia, una imagen (una estrella de siete puntas) acompañada de un fugaz pensamiento se cuela en mi mente. Quizás la oscuridad y la luz no sean tan diferentes.


Vaya tontería.

Kira =^.^=

'' La oscuridad no es más que la ausencia de luz, no lo contrario de la luz ''

- Terry Pratchett -